Nacido como Farrukh Bulsara en Zanzibar, la vida de Freddie Mercury estuvo marcada en sus primeros años por el trabajo de su padre, su llegada a Inglaterra, su físico acomplejado y sus ganas de hacer algo grande. Freddie ya sabía nada más entrar en Smile, el germen de Queen, que aquel grupo llegaría lejos. Pero no se conformaba con ser una estrella del rock cualquiera. Él quería ser una auténtica leyenda y desde luego lo consiguió, gracias a sus canciones, a su capacidad vocal y sobre todo, a la forma que tenía de comerse el escenario.
Todo en la vida de fama y estrellado de Mercury fue excesivo. Tuve sus buenos momentos y también sus horas bajas. En los primeros siempre estaba allí la chica de la que se enamoró perdidamente cuando comenzaba con el grupo, y que a la postre sería, según él mismo, el amor de su vida. Mary Austin es, sin embargo, un personaje poco conocido entre el gran público, al menos hasta que el estreno del taquillero biopic Bohemian Rhapsody la ha traído de vuelta a la actualidad y la ha puesto en boca de todos.
El noviazgo de Freddy y Mary
Cuando Freddie y Mary se conocieron, ella tenía tan solo 19 años y trabajaba como ayudante en una tienda de ropa de Londres. Mercury ya estaba comenzando su andadura con Queen, pero todavía no era ni mucho menos conocido entre el gran público. La pareja comenzó un noviazgo bastante intenso que además continuó yéndose a vivir juntos a los pocos meses de conocerse. De hecho, en 1973, cuando el grupo ya estaba empezando a despuntar tras su segundo disco, Freddie le pidió matrimonio a Mary, que aceptó encantada. La boda, sin embargo, nunca llegó a celebrarse, ya que poco después, el cantante tomó conciencia de su orientación sexual, y tras algunos escarceos con hombres, la relación se rompió, aunque en buenos términos.
La amistad perduró después de la ruptura
Y es que seguramente Austin haya conocido a Freddie Mercury mejor que ninguna otra de sus parejas, puesto que vivió con él el ascenso a la fama, los lujos, los excesos, tratando de mantenerle al margen del mal camino, sin poder conseguirlo, por desgracia, durante un tiempo. Freddie reconocía, sin embargo, que Mary era como una esposa para él, su única y verdadera amiga, aquella en la que siempre podía confiar, con la que siempre podía contar. Todo ello se explica perfectamente en uno de los temas románticos más conocidos de la banda, Love of my life, escrito por el cantante para su amiga, que siguió siendo su luz y su guía hasta el último de sus días.
La fortuna de Freddy Mercury
Tal era la cercanía con Mary que al morir, Freddie le legó la mitad de su fortuna, su gran mansión en Kensigton, donde ella sigue viviendo, y buena parte de los ingresos por derechos de autor que generaran las canciones de la banda, que no es poca cosa. De hecho, Austin se llevó la mejor parte de toda aquella fortuna, que compartió también con la madre y la hermana de Mercury, así como con su última pareja, Jim Hutton, con quien vivió en los últimos años de su vida. Freddie también dejó por escrito que, tras ser incinerado, sus cenizas quedarían en posesión de Mary, porque ella sabría donde quería descansar eternamente. En la actualidad se desconoce el paradero de esos restos y parece que solo ella lo sabe.
Influencia de Mary Austin en la música de Freddy Mercury
Al conocerse al inicio de la carrera profesional del cantante, Mary Austin fue definitiva en su influencia para que Freddie alcanzara el talento y canalización de todo lo que llevaba dentro en forma de canciones. Ella le mantenía al tanto de todo lo que sonaba, aparte de ser, evidentemente, la musa que le inspiraba en numerosas canciones. La más conocida es la ya nombrada Love of my life, todo un canto al amor y a la amistad. El poder de Austin sobre la música de Freddie no solo era directo, sino también indirecto, permitiéndole componer con tranquilidad y darle esa seguridad que el cantante necesitaba en todo momento para afrontar sus canciones.
Mary Austin en la actualidad
Actualmente, Mary Austin vive en la mansión que Freddie le legó, una casa imponente en uno de los barrios más lujosos de Londres, donde cuenta con más de 28 habitaciones, y de la que no sale casi nunca, ni siquiera para celebrar los aniversarios como la muerte del cantante o el estreno de la película sobre su vida, en la que la actriz Lucy Boynton hace de ella en la gran pantalla. Lleva una vida tranquila y retirada de los focos, protegiendo el legado del músico, porque ella misma reconoce que lo último que haría sería traicionarlo. Por eso sigue negándose a confirmar dónde pueden estar enterrados los restos de Mercury, para evitar que los fans más obsesivos cometan alguna locura. Mary sigue siendo el ángel de la guarda de Freddie tantos años después.