Prostitución como oficio empoderandor
Hay debates que duran apenas un minuto, como en el que hay que escoger entre la tortilla con cebollas o sin cebolla, o los que se atreven a debatir si la pizza está mejor con piña o sin ella. Otros debates, sin embargo, llevan encarnizados durante toda la Historia de la Humanidad y seguramente sigan así, porque son irresolubles. Se puede debatir prácticamente de todo, desde religión hasta movimientos sociales, economía, deporte, arte… Y casualmente, vivimos en la época ideal para compartir ideas, gracias a esa maravillosa herramienta que se llama Internet. ¿Cómo es que el mundo no se ha convertido ya en un paraíso donde la gente abre su mente y acepta nuevas ideas? Pues porque partimos de la base de que el debate siempre va a estar limitado por nuestras propias opiniones. La mayoría no debate para aprender algo nuevo o entender al de enfrente, sino para demostrar que lleva razón.
Si además de todo eso hay debates donde se manipula desde los medios de comunicación, o desde diferentes lobbys, la cosa se pone aun más compleja. El feminismo, por ejemplo, es un movimiento que lleva mucho tiempo con nosotros, pero está viviendo un nuevo empuje en los últimos años. Se define como la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres, siempre entendiendo que las mujeres están en una posición discriminada con respecto a los varones. La unidad del feminismo se basa precisamente en luchar contra esa discriminación, en buscar alternativas a la sociedad patriarcal en la que vivimos. Pero dentro de ese movimiento, que parece tan unido y sin fisuras, también hay debates internos, y bastante duros, habría que añadir. Hay parte del movimiento feminista que no mira igual a las mujeres trans que al resto de mujeres, provocando la ira de otro sector de ese mismo movimiento. Hay quienes piensan que la política puede ayudar a conseguir objetivos, y quienes prefieren luchar por su cuenta, sin fiarse del sistema. Y también está el debate sobre la prostitución, un oficio antiquísimo que para muchas es otra forma de explotación, y para otras tantas una manera de empoderarse.